La actual discusión salarial, y las que tendrán lugar en los próximos meses, resultan muy importante para la economía del 2017. Tanto para definir el nivel de actividad como la tasa de inflación. Después de un 2016 en que el salario cayó seis puntos, los gremios querrán recuperar poder adquisitivo. Si mejora el salario real, ayudará a reactivar el consumo y la producción, pero dificultará alcanzar la meta inflacionaria, que el Banco Central (BCRA) fijó entre el 12 y el 17% para este año, según un análisis realizado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral).
Ese estudio, que lleva la firma de los economistas Marcelo Capello y Gerardo García Oro, señaló que también están en juego otros objetivos como resguardar la “escasa” competitividad cambiaria actualmente existente. “En un año en que la suba del tipo de cambio nominal difícilmente supere a la inflación, si los salarios superan en varios puntos a ésta, se encarecerán en forma importante los costos salariales medidos en dólares, que ya resultan relativamente altos en el país”, explicaron.
Los economistas indicaron que de un lado está la intención de los trabajadores por recuperar el poder adquisitivo perdido en los últimos tres años. “Del otro lado están las empresas, que en el caso de las que compiten con los bienes extranjeros, pretenden como mínimo no empeorar su competitividad de costos. En el medio está el Gobierno nacional, con varios incentivos: como empleador, necesita mejorar su delicada situación fiscal y, por ende, que los salarios públicos no aumenten más que la inflación; como encargado de la política macro, el Gobierno vería con buenos ojos una mejora en el poder adquisitivo de los salarios que conlleve una recuperación en el consumo, pero esa situación complicaría alcanzar la meta inflacionaria del BCRA para este año”, analizaron Capello y García Oro.
Plan gradualista
El informe precisó que después de un año en que el salario real cayó seis puntos, los gremios querrán recuperar en 2017. “Si mejora el salario real, ayudará a reactivar el consumo y la producción, pero dificultará alcanzar la meta inflacionaria. Aquí se debería tener en claro que para los trabajadores debería resultar similar que los salarios nominales suban 25% con una inflación del 23%, que si los salarios suben 18% con una inflación del 16%”, especificó.
Los especialistas destacaron la importancia de la evolución del poder adquisitivo. “En el marco de un plan gradual para bajar la inflación, lo ideal sería un esquema en que el Gobierno nacional garantice que los salarios como mínimo igualarán, y hasta superarán en 2 o 3% a la inflación, para lo cual debería comprometerse a un reajuste salarial durante el transcurrir del año, si dicha meta no es inicialmente alcanzada”, plantearon.
“Este esquema permitiría partir de subas salariales relativamente moderadas, con la posibilidad de reajustes posteriores, ya sea para igualar a la inflación o superarla levemente, asegurando así la recuperación del consumo masivo y bajando significativamente la inflación respecto al año pasado”, agregaron.
Según el informe del Ieral, un plan de reducción gradual de la inflación requiere que el Gobierno nacional “anuncie su pauta de suba de precios para el año, y que ésta resulte creíble para los agentes económicos, a partir de la política monetaria y cambiaria anunciada (y ejecutada)”. “Incrementos salariales que se alineen con esa estrategia ayudarían mucho a cumplir la meta, sin que se afecte el poder adquisitivo de los trabajadores”, añadió el reporte.
Para lograr esta coordinación de expectativas entre los agentes económicos e institucionales involucrados, los economistas afirmaron que la implementación de cláusulas gatillo de ajuste de salarios ayudaría mucho. “Dicha cláusula aseguraría un aumento leve en el poder adquisitivo”, finalizaron.